La cocina del mundo que más me gusta, después de la española, es la peruana, incluso me atrevo a cocinar algunos platos. Hace dos años, una de mis hermanas me recomendó La Limeña*, fui a cenar y me encantó. No había vuelto, que este oficio de bloguera, siempre a la búsqueda de sitios nuevos, me da pocas ocasiones para repetir. Por suerte, hace unos días me invitó mi madre a almorzar ahí.
La Limeña ocupa un local grande y muy luminoso con ventanales a la calle y paredes pintadas de blanco. Cuenta con dos grandes espacios alrededor de la barra, que se diferencian, sobre todo, por la decoración. La sala de acceso, donde están los ventanales, está decorada en tonos claros, con mesas y sillas blancas y un banco corrido,con cojines, a lo largo de los ventanales. En una de las esquinas hay una mesa alta con taburetes que me encanta. La otra sala, aunque tiene muebles claros, da sensación más formal. En esta, las sillas blancas se intercalan con otras oscuras y el espacio se delimita con un gran sofá marrón.
La cocina está en manos del chef peruano Renán Moscoso que elabora platos de la cocina de su país tanto del interior como de la costa. La carta, no muy larga, cambia en función de las estaciones del año. He ido las dos veces en primavera, así que una y otra carta eran muy similares. En mi última visita tomamos todo para compartir: croquetas crujientes de pollo rebozadas en panko, tan ricas que repetimos; causa limeña de cangrejo con lima y ají, y ceviche de corvina con leche de tigre. No recuerdo lo que tomamos la vez anterior, pero como en esta ocasión, nos gustó todo mucho.
El servicio es muy amable
C/ Fuensanta, 5 Teléfono 968 96 73 06 Mapa de situación.
*Este restaurante se llamaba LimaLimón, pero me contó el chef que ya quieren hacer efectivo el cambio de nombre.